Panorama
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Pintar con los remanentes de la imagen digital para advertir el simulacro al cual estamos expuestos. El panorama, es la visión multiplicada y expandida que genera un abanico complejo de distintos planos del entorno, como capas de información generada desde los simuladores como Google Earth; pero la imagen sufre los efectos de la velocidad de procesamiento, es entonces cuando la experimentación con la pintura, funje como ejercicio de reinterpretación de lo visible, de los fenómenos que condicionan nuestra percepción.
Y qué si la realidad son solo fragmentos inconexos de información que pueden acomodarse; la representación de esa realidad sería un display continuo de una serie de imágenes sin terminar, inacabadas, disfuncionales por sí solas, pero significantes en su conjunto, si bien, como una sintonía, la construcción de un caos organizado. La pintura, fluida y accidentada, es la materialización de ese caos, donde cada fragmento y cada huella cumplen una función y son espejo de los acontecimientos del mundo, de la constante contradicción entre enunciación del orden y el fracaso.
El proceso de la pintura, que sucede a intervalos distintos, y que son, momentos de reflexión y de diálogo, es una constante unión de instantes que son una narración, una conjunción de las formas visuales, cuya contundencia está en el error, en el accidente, que es la fisura a través de la cual nos acercamos a una vivencia de las piezas, de recurrir a la materialidad, donde, además, convergen la forma y el espacio de la pintura para el ejercicio de las percepciones subjetivas.