Un paisaje nunca es para siempre / A landscape never remains
Jorge Zarur
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“Naturally it is necessary to redefine what is meant”
Max Born
El avance de la modernidad nos ubica en la era del post internet, siendo una etapa que nos ha fomentado el incesante consumo de imágenes a través de redes sociales y plataformas digitales múltiples. Un torrente de datos aborda nuestra existencia a una velocidad que jamás imaginamos, al grado que es posible recorrer calles de Guadalajara o cualquier ciudad desde un teléfono inteligente. Esta situación ha llevado a Enrique Hernández a hacer un planteamiento disruptivo que busca la asimilación de lo que vemos en monitores y pantallas. Desarrollando una interpretación con múltiples posturas de una realidad sometida ante la ficción constructiva, la aparente abstracción del paisaje cimentado en pintura, luz y color es una ambigüedad que forma un entorno en total momentum. La materia pictórica ejerce como agente regulador entre la razón humana y ese lapso temporal de enfoque tecnológico, pero a su vez es el medio por el cual se concreta la síntesis de lo metafísico hacia un estado puro del oficio ejercido.
El trabajo de Enrique es el resultado de la constante experimentación entre la técnica y la búsqueda de una conjetura sobre el lienzo que abra las posibilidades de imagen. Conforme vamos viendo las piezas entramos a ese juego divergente con puntos de fuga que obligan a descontextualizar el convencionalismo arquitectónico o matices de color que van dándole dentro del tono una temperatura especial a cada parte del plano. Se logra la deconstrucción del paisaje nítido hacia un juego abstracto envolvente. Así, utilizando Google Earth como una de sus herramientas, sustrae ese desfase entre un punto y otro que obliga a las imágenes a descomponerse en una distorsión por posicionamiento móvil. Descubre lapsos que pedían plasmarse, pero no se gozaba de un estudio para concretarse sobre la tela. La progresión cada vez más arriesgada y el dominio del caos se van consolidando conforme recorremos este proyecto que reflexiona sobre la aparente realidad de lo que nos rodea de modo visual y crítico.
La ciudad de Guadalajara es referida en sus parques, monumentos modernistas y calles varias para deconstruirse en un tributo a la imagen preconcebida, donde la fotografía es el punto de partida, pero la pintura entra como distorsionador matérico que eterniza el sitio en referencia. Saber interpretar esos escasos segundos de dispersión en un lienzo es una exploración inversa hacia un destino cautivante. La ejecución intuitiva da como resultado ese panorama que pacifica las teorías de lo observado y ubica a la certeza física en lo irrelevante. Enrique Hernández genera un universo dinámico para pensar en un espacio cuántico, pues en todo momento nuestra percepción humana puede adquirir nuevos límites si así lo decidimos.
“Naturally it is necessary to redefine what is meant”
Max Born